viernes, 18 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
被爆者 Nijū Hibakusha
Hoy hemos terminado la Segunda Guerra
Mundial en 1º Bach C (el único curso que todavía no la había
concluido) y, como en el resto, lo hemos hecho viendo y estudiando
los últimos episodios de la guerra en Japón: el lanzamiento por
parte de los Estados Unidos de las bombas atómicas sobre Hiroshima y
Nagasaki. Hemos visto el sufrimiento y el horror a través de
testimonios, de las imágenes de las ciudades que hablan por sí
solas y que a veces corren el riesgo de quedar perdidas como dos
líneas más en el libro de texto.
En realidad estaba documentando una
entrada que quería dejaros a raíz de un pequeño debate que tuvimos
en clase el otro día sobre el posible “sentiemiento de culpa” de
los pilotos de los b-29 que lanzaron las bombas cuando me encontré
con una historia increíble, la de Tsutomu
Yamaguchi:
Yamaguchi
era un ingeniero de Mitsubishi trabajando en el puerto de Nagasaki.
El destino quiso que el fatídico 6 de Agosto en el cual fue detonada
la nefastamente famosa “Little Boy” de 13 kilotones se encontrara
en Hiroshima en un viaje de negocios con el fin de asegurar el
suministro de repuestos al astillero de Nagasaki. En el momento
exacto de la explosión se encontraba a 2 Km de la Zona Cero
guarecido por una fortificada instalación de la zona industrial de
Hiroshima. Sin embargo, el calor intenso y los temblores hicieron que
sufriera fuertes quemaduras y contusiones por todo su cuerpo. Solo
recuerda ver el flash y lo difícil que era respirar con el aire tan
caliente. Tras ver el caos y el descontrol pasó dos días intentando
volver a su ciudad. Al llegar, a pesar de las heridas decidió
reportar lo ocurrido a su jefe quien, como toda la población de
Japón, se encontraba totalmente ignorante de lo ocurrido. Como
ingeniero Tsutomu sabía que el arma utilizada en Hiroshima era para
nada convencional y temía que la guerra esté totalmente perdida.
Sus temores se confirmarían ese mismo día, el 9 de Agosto, explotó
la segunda bomba, Yamaguchi se encontraba en las oficinas del
astillero a unos 3 Km de la zona cero reportando y describiendo todo
lo visto. Volvió a sentir el calor intenso y en ese momento, según
sus palabras “aterrado
pensé que las explosiones me estaban siguiendo a mi”. Cuando
salio a las calles llegó a pensar que había llegado el fin del
mundo.
Fuente: anfrix.com
En
Japón se conoce con el nombre de Niju
Hibaku,
que significa doble radiación o doblemente irradiados, a las personas
que sobrevivieron a las dos bombas atómicas. Allí se habla de los
ocho afortunados, aunque oficialmente solo está reconocido uno y el
museo de la Paz en Hiroshima estima que unas 160 Nijū Hibakusha -traducción literal: personas doblemente bombardeadas.
Fuentes: público, mentescuriosas,
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